La minería es una de las actividades más antiguas y rentables en México a lo largo de la historia, es fundamental para el crecimiento económico y el desarrollo de forma directa e indirecta del país. Durante el 2019 contribuyó con el 2.3 % del Producto Interno Bruto Nacional.
A diferencia de otras industrias, la minería no puede escoger libremente donde ejecutar sus operaciones, esto puede significar operar en entornos sensibles o difíciles donde el mineral se encuentre concentrado en la superficie o debajo de ella.
Durante todo el ciclo de vida de un complejo minero (desde exploración a fase de cierre de mina), la extracción de minerales implica una compleja y continua movilización de cobertura vegetativa y suelo en la superficie o combinaciones de suelo-roca provenientes del interior de mina. Esta incesante y prolongada movilización de materiales conlleva una fuerte degradación ecológica y de impacto ambiental a corto, mediano y largo plazo, en mayor y/o menor proporción en diversas áreas dentro o de la periferia de un complejo.
Entre las principales afectaciones causadas por el movimiento del suelo tenemos:
- Perdida de fertilidad del suelo (deforestación, pérdida de suelo, biomasa edáfica y de cobertura vegetativa).
- Perdida de propiedades físicas (textura, estructura edáfica, régimen hídrico, alteración y mezcla de horizontes, procesos erosivos, etc.) y propiedades químicas (ruptura de ciclos biogeoquímicos, presencia de contaminantes orgánicos e inorgánicos, drenaje ácido, acidificación, salinidad).
- Modificación del relieve (taludes, escombreras, formación de escorrentías, proceso de ladera).
- Alteraciones morfológicas.
- Fragmentación visual del paisaje y baja calidad paisajística.
Todas estas afectaciones son generadas durante la operación de un complejo y es prácticamente inevitable que no ocurran; por ello es primordial su atención e ir reduciendo sus efectos antes de impactar otros escenarios Ambientales (agua, atmosfera, fauna, flora) y Sociales (comunidades aledañas).
Ante este panorama la minería en México ha buscado desde años la reducción y mitigación de dichas afectaciones, mediante:
- Aplicación de Legislación Ambiental (LGEEPA, LGPGIR, Ley de Responsabilidad Ambiental, Ley de Cambio Climático, etc.) y Normatividad Ambiental Mexicana (NOM-138-SEMARNAT/SSA1-2012, NOM-147-SEMARNAT/SSA1-2004, NOM-120-SEMARNAT-2020, entre otras).
- Aplicación de tecnologías o metodologías que buscan la mitigación y posterior rehabilitación del impacto generado en el suelo y vegetación, así mismo para el resto de los factores ambientales.
En la actualidad existen diferentes tecnologías enfocadas a la recuperación de los suelos, debido a los impactos generado por la actividad minera, ejemplo de ello es la Hidrosiembra.
La Hidrosiembra hoy en día se ha convertido en una herramienta de bioingeniería eficaz y ampliamente utilizada para el control, preservación y estabilización del suelo en laderas de fuerte pendiente; pero también puede ser aplicada con fines de restauración ambiental (biorremediación) en suelos perturbados.
La Hidrosiembra se proyecta de forma homogénea sobre el terreno a tratar, una suspensión semi-viscosa biodegradable conformada por: agua, semillas, abonos orgánicos, agentes estabilizadores, enraizadores, complejos biológicos, adhesivos y mantillos. Esta proyección genera un sustrato para la germinación y posterior crecimiento de plántulas colonizadoras; como resultado del crecimiento radicular de las plantas se creará un complejo “sistema de anclaje” del suelo.
El sistema de anclaje del suelo generado por la hidrosiembra representa una opción viable para ser replicado en las actividades de minería donde se involucre movimiento del suelo y su posterior acopio en montículos, áreas de patios, jales, escombreras; ya que facilitará la retención de sedimentos y suelos, resistencia a la ruptura del suelo (refuerzo mecánico), reducción y mitigación de proceso erosivos, retención e infiltración de agua y recuperación de cobertura vegetativa.
La Hidrosiembra también puede ser usada con fines de Restauración Ambiental, debido a los complejos biológicos (bacterias y hongos) que son usados durante el suministro de esta, que podrán generar reducción paulatina de agentes contaminantes (orgánicos e inorgánicos) presentes en suelos a lo que se conoce como estrategias de biorremediación (bioestimulación o biodegradación asistida, bioaumentación, fitorremediación o biotransformación de metales).
Aunado a los procesos de biorremediación en la recuperación de suelos, también ofrece la capacidad de enriquecer la diversidad florística nativa a través de bancos de germoplasma (semillas) dando así cumplimiento a Normativas Ambientales Mexicanas aplicables a la actividad minera como los son NOM-059-SEMARNAT-2010, NOM-120-SEMARNAT-2020, entre otras relacionadas con la remediación de suelos mineros como lo es NOM-138-SEMARNAT/SSA1-2012, NOM-147-SEMARNAT/SSA1-2004.
En ECOMEX nuestra prioridad es utilizar insumos certificados nacional e internacionalmente con la finalidad de obtener los mejores resultados para la hidrosiembra, siempre teniendo en cuenta el cumplimiento de la Legislación Ambiental y Normatividad Ambiental Mexicana aplicables para la actividad minera en México.
Para más información sobre nuestros sistemas de Hidrosiembra, por favor visite contacto.
- CAMIMEX (2020). Informe de Sustentabilidad 2020: Comprometidos con el desarrollo sustentable de Mexico. Cámara Minera de México.
- Ziemer, R.R. (1981). The role of vegetation in the stability of rooted slopes. In: Proceedings of the International Union of Forestry Research, XVII World Congress, 6 – 17 September 1981, Kyoto, Japan. Vol. 3: p. 297 – 308 .
- Flores R., R. Novara, M. Fernández (2012). La hidrosiembra: alternativa para recuperar zonas degradadas ambientalmente.
- Belandria N. (2013). Geotecnia, Geotextiles, Subdrenaje y Bioingeniería.